Tampoco categorizaba las cosas en múltiples mundos: no existía lo trash, lo genial, lo pan, lo lógico, lo razonable ni lo gorilón. Tampoco te definía por la marca de cigarrillos que fumás, la música que escuchás o los libros que leés. Ni hablar del cine. Qué sabe de cine, ¿no?
Menos que menos por la carrera que estudiás, si vas a la UBA o si vas a la
En ese tiempo todo era lo literal, lo del submundo, lo de los magos. Todo era buena onda, claramente.
Pero ahora (¿alguien se da cuenta del peso de esa palabra?) ahora, ya fue, man. He aquí la complejización; he aquí (¿y del peso de ésta?) todos los mundos en el mundo, todos los edificios en el edificio, todo en el todo.
Bienvenido el corporativismo y las rastas. Bien-venido: te digo que los jipis son la gran construcción del 2000, te digo que aproveches el poder de la red, de lo efectivo, te digo que no ahorres, te digo que vayas al mercado a comprarte las alas porque es la única manera que tenés de volar.
Te hablo de la razón instrumental, de eso te estoy hablando ahora. Y me encanta. Es la respuesta que quiero escuchar. Gracias. Vuelva pronto.