Hoy estaba laburando y me recorrió un ratito una sensación horrible de mirar para atrás unos meses y verme hecha una bolsa de mierda. Fueron dos segundos en donde mi cabeza se fue por las ramas a llorar y tirarse por un barranco. Después volví a mí y me acordé que ya no soy esa cosa que llora, por suerte, sino que hoy estoy más resignificada que nunca (?).
El cuerpo te grita cosas, te habla todo el tiempo, o quiere hacerlo y vos no lo dejás. Más atrás en el tiempo, hoy estuve pensando en el karma porque vi la foto de un beso que yo también me saqué alguna vez. Ví la foto de un beso un día después de ir a la misa más larga de mi vida, la mejor misa de los últimos 10 años de mi existencia. Nadie es capaz de matarte en mi alma me dice Dios mientras yo miro la foto de dos personas dándose un beso en la misma posición en la que yo estuve dos o tres años atrás. Nadie es capaz de matarte en mi alma me repite Mambo mientras ella le dice "sos mi vida". Y aún pidiéndole disculpas por el episodio de la mierda Mambo me sigue diciendo que está clavado ahí como la estaca en el medio del corazón de Drácula.
El cuerpo te grita cosas porque vos le decís que es una mierda pero te arrepentís y te sentís vos un poco escatológica. Vos sos el mendigo que le roba al pobre. Vos dejás la silla vacía y los planetas se alinean para equilibrar todo perfectamente. Vas a lo que fue el mejor día de tu vida pero ves la foto que te sacaste vos con otra cara y te querés matar. Y corrés con la suerte de que todo es tan reemplazable que hasta a las mismas personas que les gustaba tu cara ahí ahora les gusta la cara de la de la foto, que no sos vos. Es otra.
Pero los planetas se alinearon en mi favor, después de todo, porque él se murió conmigo, el mismo día que me morí yo. Ese no es él, es lo que quedó de él después de mi velatorio.