-"Lemon Pie, por favor"- le dije al mozo que me miró extrañado, casi boquiabierto.'Es que casi ya nadie como Lemon Pie en este pueblo' debe haber pensado, porque puso una cara de pelotudo como si le hubiera pedido un bife de chorizo con el café con leche. Me trae la torta, y confirmé que nadie comía lemon pie en ese pueblo, porque uno de los laterales de la porción -esa parte que queda descubierta al frío de la heladera- estaba tan seca y amarilla por el tiempo, que preferí no comerla. Bien, con esto, ya le saqué media porción a la porción. Antes de comer una torta de este tipo, es decir, de estas que tienen varias capas de ingredientes, lo mejor es probarlos por separado, para saber con exactitud a qué le debemos hechar la culpa. Bueno, pruebo la crema de limón... está bien. Pruebo la base, y ahí sí que me quise morir: A quién mierda se le ocurre hacer un lemon pie con bizcochuelo?, peor aún: a quién se le ocurre hacer un lemon pie con bizcochuelo y encima embeberlo con ese almíbar de mierda que le ponen a las tortas?. Sos un hijo de puta si lo hacés con bizcochuelo, pero merecés la muerte si encima lo mojás. Cuando pruebo el merengue, ese chichle blanco que recubría parte de la torta, confirmé que había gastado casi $15 pesos al pedo.
Conclusión: Me moría por comer Lemon Pie, y terminé muriéndome por salir de ese bar. Y lo peor es si ésto sucede estando acompañado, sobre todo si la otra persona se pide un tostado con queso cheddar que se escurre por todos lados, y vos, te estás cagando de hambre.